La “Francesada” fue una de las últimas etapas de la Guerra de la Independencia, quemando más de dos tercios de la ciudad de Castro Urdiales y con las pérdidas de más de 300 personas, entre ellas niños, mujeres y ancianos que fueron asesinados por el ejército francés. Sólo salvaron la vida los que habían podido lograr un barco o una lancha que los entregase a la merced de las olas y los vientos y lo que se encerraron en el Convento de las Monjas de Santa Clara, donde por una de aquellas casualidades o arcanos impenetrables al sentido humano, no tocaron los franceses. Todos los demás fallecieron de diferentes maneras.
Todo ello, y el derribo de varios edificios que se creían que eran perjudiciales para la defensa de la Villa, lo hicieron gustosos sin el menor sentimiento, y lo darían ahora por muy bien empleado si hubiera servido para los fines a que se dirigía; más por desgracia no sirvió sino para irritar la venganza de los generales franceses y darles ocasión para destruir todo lo que encontraban a su paso en Castro tanto personas como cosas, edificios, animales, etc.
Los castreños se defendieron de los franceses como pudieron. Los ingleses llegaron por el mar y ayudaron al pueblo español.
En la Iglesia de Santa María todavía se conservan algunos restos de balas lanzadas por los franceses, en “la casa del cura” se ve una bala, también en lo alto de la torre.
En el faro, en la entrada hay unas abertu- ras en el muro, es donde se encontraban los cañones de los castreños.
Cuando empezó la guerra el tirano y gobernador Don Pedro Pablo Álvarez se escapó de Castro como una gallina, por miedo a que le apresaran y mataran.
Al final Castro Urdiales ganó la gran Guerra de la Independencia, así llamada por que se liberaron de las garras de los opresores franceses.
S. H. (6ºB)
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