Este cuento nos enseña que las emociones hay que expresarlas sean las emociones que sean y que lo único que debemos hacer es expresarlas de una manera saludable.
Para ello creamos un bote de las lágrimas, para poner dentro distintas emociones y situaciones que nos han ocurrido. La idea fue poder escribir una situación, qué emoción surgía y la colocamos en el bote. Cuando estaba lleno, lo vaciamos y fuimos leyendo las distintas emociones.
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